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  • Foto del escritorManuel Méndez

Reescribiendo mi Historia, equilibrando mi Interior, abrazando mi cuerpo y mis conceptos sobre mi.



Este no será un choro mareador sobre lo que está bien o mal, no soy nadie para juzgar, solo te platicaré mi historia y sobre todo me pongo a tus órdenes para platicar, para crear una red real de apoyo entre seres humanos que busquen aportarse, que entienden lo difícil de manejar los pensamientos, lo terribles que podemos llegar a ser con nosotros mismos y hablo de juzgarnos al vernos a un espejo, de sentirnos fatal y pedirnos perdón y al mismo tiempo sabotearnos y volver a caer en tentaciones que sabemos no nos hacen bien.


Te podría platicar de los duros problemas que he pasado, la muerte de mi mamá, las múltiples infidelidades de mi padre a mi mamá y el daño que eso hace a una familia, o por lo menos lo que eso me afectó, la mala situación económica que durante muchos años viví, en fin, pero absolutamente nada de lo vivido volverá a someterme, no usaré mi pasado para justificarme y victimizarme, me tocó vivir muchas cosas, me toca sanar lo que me a mí respecta, lo que a mí me toca, eso sí está en mis manos.


No sé en qué momento me perdí, era un niño muy delgado, en algún momento comencé a subir de peso, sin embargo, no era tan notorio pues, según decían todos, estaba en desarrollo, en crecimiento, pero no me sentía bien, no me gustaba ir a tallas de adolescentes o adultos aun cuando era un niño, pero estaba en crecimiento, esta situación de ir a tallas que no correspondían a mi edad continuó y me rebasó en secundaria, ahí, la pubertad aportó mucho a mi inseguridad, pues el acné se aprovechó de mi pésima forma de comer, hoy quiero poner un significado a eso, quizá mi cuerpo buscaba una forma de decirme, “grasas no”, “ya no más dulces”, “olvida los refrescos” y una gran lista de etc., quizá muchos puedan decir, pues sí, es lógico, pero no tenía una guía para comer bien, de repente mamá y papá tuvieron que trabajar ambos al mismo tiempo, todo el día, reitero, no es justificación, pero es lo que viví, tomé mis decisiones, que perjudicarón mi salud, mi apariencia, esta situación vaya que me perjudicó, pues la burla era mucha, entonces entre en un círculo terrible, me sentía mal, triste y entonces me refugiaba en más comida chatarra, porque quizá eso me hacía sentir bien, el azúcar, la energía, pero lo único real es que me hundía más y le daba fuerza a ese círculo.


Fue hasta la prepa que comencé a trabajar y seguía estudiando, la actividad física aumento, pues tenía que correr para cumplir en todas partes, casa, escuela, trabajo, además en la prepa me inscribí al taller de danza regional (que manera de sudar), lo disfrutaba en serio y lejos de cansarme me daba energía, entusiasmo para cumplir con todas mis actividades. Se terminó el taller, me iba muy bien en el trabajo, pero era sumamente sedentario, sentado todo el día, sentado para estudiar, el estrés subía y aunque no cambia mi mala forma de comer, porque ahora tenía la excusa de no tener tiempo y entonces comer cualquier cosa, excusa que durante muchos años fue regidora de mi forma de alimentarme, ya no había actividad física que agotara la cantidad de energía que almacenaba en mi cuerpo, de nuevo a ganar peso, de nuevo a ese círculo terrible, a sentirme mal conmigo, los peores días, cuando tenía que comprarme algo de ropa, era un martirio, nada me gustaba, porque no había tallas de los que sí me gustaba, entonces te vas descuidando, hice crecer ese círculo del horror.


Esta situación me llevó de nuevo a ese auto exilio, a estar de lleno en el trabajo y la escuela, porque nadie quería salir conmigo, ni yo quería salir conmigo, en muchas ocasiones, al sentir que ya no querían estar conmigo, me ponía de tapete, en muchas ocasiones me pusieron el cuerno y aunque me daba cuenta “luchaba” por recuperar esa relación, pero solo era el miedo de estar solo, el miedo de saber que era evidente que no querían estar conmigo, pero entonces aplicas la de “pégame pero no me dejes”, la realidad es que ni yo estaba bien conmigo, no había trabajado en mí y entonces ese círculo terrible ya es un huracán, porque no estaba en relaciones sanas, porque yo mismo no estaba bien, eso me daba el bajón y de nuevo a comer en exceso, lo único que parecía estar bien, era la escuela y el trabajo, donde me iba bien, porque ahí sí podía demostrar quién soy, porque ahí sí me respetaban, porque ahí sí dedicaba tiempo y esfuerzo y evidentemente crecía, pero ese esfuerzo no lo hacía por mí, para mí, no me ponía atención, no estaba bien conmigo, estaba enojado con la vida, mi solución, mi desahogo, comer y comer mal, muy mal.


En un par de ocasiones hice dietas de esas que se pasan entre conocidos, en alguna ocasión, hasta algún tipo de pastilla “naturista”, llegué a utilizar y aunque sí baje bastante de peso, el famoso “rebote” cobró factura y con fuerza, calambres, una subida impresionante y con ello la frustración, el enojo por no haber logrado el objetivo real y entonces regresaba a ese círculo negativo, a recluirme en los pésimos hábitos alimenticios, en atracones y fingir ser feliz comiendo lo que “más me gustaba”, lo peor cuando escuche en el trabajo, en esa área considerada mi refugio, escuche de “amigos” decirme a mis espaldas “Pig Brother” me devastó, todas mis áreas estaban rotas, quizá el que todo se derrumbara, al principio, lo tomé como impulso, desde el enojo, pero la verdad es que decidí mandar todas esas voces al carajo, principalmente la mía, esa voz interna que me gritaba que no era suficiente, que me decía que comer era lo único que me iba a hacer sentir bien, justo ahí reaccione, me di cuenta que el enojo era conmigo, que debía ponerme atención, real atención, perdonarme por todo el tiempo que me había abandonado, que en ese momento era un Frankenstein de parches de mi vida, buscando aceptación, justificándome, buscando pertenecer, sin saber si era realmente lo que quería.


Hace algunos años me di unos días y me fui a Cancún, sólo, fue tan difícil enfrentarme a mí mismo, siempre estuve a la disposición de los demás, parejas, trabajo, amistades, pero ni yo me conocía, era tan raro preguntarme algo tan simple como que quería comer, que se me antojaba hacer, no tenía la comodidad de que otras personas eligieran por mí, comencé a conocerme, perdonarme, sanarme, a valorarme, a disfrutar los éxitos, a entender los fracasos y trabajar realmente en las lecciones aprendidas, sigo aprendiendo a comer, llevo algunos años consumiendo un mínimo de refresco y comida chatarra, entendí que tampoco debo estar enojado con ese tipo de comida, pero saber que no me nutre, que satisface alguna circunstancia, como ir al cine, una fiesta, etc, momentos donde puedes darte el permiso y después retomar la sana y consciente alimentación.


Recuerdo que hace poco más de un año, platicaba con mi tío Chava, justo le decía que decidí estar solo, sin pareja por un tiempo, ya llevaba algún tiempo así, que estaba bien y trabajando en mí en todo sentido, tenía ya más de 30 kilos perdidos, estaba en verdad enfocado en mí, iba al cine solo, al teatro solo y así sin esperarlo, sin buscar, sin “necesitar” de alguien, conocí una mujer extraordinaria, la mujer más maravillosa del mundo, que me aporta, me suma, me enseña, me cuida, me ama, de quien estoy muy orgulloso, que me respeta y me impulsa, así, sin más llegó, en el momento en que conocía la paz interna, en el que el ruido dejo de molestar, cuando estaba en mi centro, en mi equilibrio, cuando sabía quién era yo.


Sigo aprendiendo de los alimentos, sigo entendiendo a mi cuerpo, a mi mente, trabajando con mis pensamientos, hoy se amar y acepto que me amen, sigo cometiendo errores, pero aprendo de ellos, los proceso, los trabajo y busco crecer en todo sentido.

No es fácil, no creo que necesite todo mundo tocar fondo y el fondo tiene muchas profundidades para cada uno, sí creo que cada quien tiene la fuerza de en verdad tomar las riendas de su vida, de hacerse responsable de nuestras acciones, el poder de ser objetivos y hacer los cambios necesarios para estar en paz, porque todo mundo merece estar en paz, merece un amor bonito que empiece con uno mismo.





Te comparto una frase que desde que la escribí me ha ayudado en todo, sobre todo conmigo mismo… Lo cuidarás tanto como lo quieras y lo querrás tanto como lo cuides. Aplica para todo, pero sobre todo aplícalo en ti.


Manuel Méndez


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